¿De verdad crees que podemos permitirnos una web 100% descentralizada? Los guardianes clásicos de la información se han visto alterados. Y si hay algo que ha quedado claro en los últimos años, es que no podemos permitirnos que una herramienta tan poderosa como internet escape a todo control.

Del mismo modo que las crisis del 2008 demostró que los mercados financieros no se autorregulan, los últimos años han dejado claro que la información en Internet tampoco lo hace.

Sabemos que las noticias falsas viajan 6 veces más rápido que la información legítima debido a su impacto emocional. TikTok tiene más de mil millones de usuarios, por lo que incluso si sus algoritmos consiguen filtrar 99% del contenido falso, éste todavía puede impactar a más de 10 millones de personas.

Con miles de millones de usuarios, estas plataformas carecen de recursos para vigilar adecuadamente todas las publicaciones. Aun así, como nuevos administradores de la información masiva, las plataformas tienen que empezar a regularse a sí mismas.

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En este sentido llevan años desarrollando motores de IA o sistemas de control comunitario para intentar detener la propagación de la desinformación. Sin embargo, tanto la IA como el control de la comunidad tiene sus límites.

El mejor ejemplo del peligro de la descentralización total lo tenemos con las criptomonedas, la criptonita de los superpoderes del dólar. Solo gracias al control de los gobiernos sobre los sistemas comerciales mundiales hemos sido capaces de poner sanciones a Rusia por su agresión a Ucrania.

Las naciones que no quieren el control de la parte democrática del mundo saben del problema que supone la dependencia de los dólares depositados en bancos occidentales. En un mundo dominado por las criptomonedas no habríamos sido capaces de congelar toda la riqueza en dólares que Rusia tiene fuera de sus fronteras.

Afortunadamente, las empresas de criptomonedas han mostrado su voluntad de abandonar su misión descentralizada cuando el asunto es importante. En respuesta a la guerra de Putin, Binance, el mayor intercambio de criptodivisas del mundo, acaba de hacer lo que dijo que nunca haría: bloquear transacciones. En la misma línea, Coinbase bloqueó ayer 25.000 wallets relacionadas con Rusia.

Sabemos que la utopía de un mundo sin guardianes y autorregulado es atractiva. Pero el hombre es un lobo para el hombre. ¡Viva la centralización!

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