Ha pasado un tiempo y no logras superar la pérdida de un ser querido o la ruptura que no viste venir, así que decides crear un avatar digital que se vea, hable y comporte como esa persona a la que tanto echas de menos. ¿Realmente esto es una solución?

La huella digital que dejamos día a día en nuestras redes sociales, servicios de mensajería, correos electrónicos, fotos y vídeos en la nube… Son una extensión de nuestra identidad.

Hay un poco de nosotros en cada comunicación que volcamos y, con esto, la Inteligencia Artificial puede crear un gemelo digital que podría hacerse pasar por ti en Whatsapp y nadie lo notaría.

¿Quién crearía un gemelo digital de mí?

Allá por 2015 se dio a conocer el caso de una mujer que creó un chatbot que se expresaba igual que un amigo suyo fallecido. Utilizando una tecnología abierta de IA, introdujo todas las conversaciones que su amigo había tenido con amigos y familia, dando como resultado un ente digital con el que podías mantener una conversación como si de la persona real se tratase.

En tan solo siete años, la tecnología ha avanzado tanto que ya hay empresas dedicadas a crear esto de forma profesional. El ejemplo que más nos ha llamado la atención es el de un creador surcoreano que produjo un documental de RV para una madre que perdió a su hija cuando tenía siete años.

Durante el documental, la madre tuvo la oportunidad de interactuar con un avatar idéntico a su hija, en el que compartieron actividades que solían hacer juntas.

Este caso en específico despierta muchas incógnitas: Enfrentarte a la imagen “viva” de un ser querido, ¿es sanador o confuso? ¿Es ético aprovechar esta necesidad para crear un modelo de negocio alrededor? Toda la información que necesitas recopilar para recrear a la persona virtualmente, ¿es correcto usar sus fotos, mensajes y pertenencias? Podríamos plasmar muchas más, pues el debate es extenso. Pero la última cuestión abre otro tema igual de interesante.

Banner de Un Café con GROWTH. Entrevistas a gente que mola

Qué pasa con tu huella digital

Otro de los grandes debates que hay hace años sobre la mesa es qué ocurre con tu identidad digital una vez que falleces.

Si no has dejado indicaciones claras de quién debe hacer qué con tus cuentas en diversas plataformas, corres el riesgo de que sean hackeadas con cualquier propósito.

Pero si utilizas las funcionalidades que ofrece Facebook por ejemplo, con la que puedes indicar a quién le cedes el control de tu cuenta en caso de fallecimiento con alguna indicación del tipo “eliminar todas mis fotos”, aunque es una medida preventiva realmente nadie se hace cargo de que tu voluntad se vaya a llevar a cabo.

Para este tipo de situaciones también están surgiendo empresas especializadas en herencia digital. Si no eres una persona de interés es probable que te preguntes “para qué tantas molestias, si lo más atrevido que hay en mi whatsapp es un meme”.

Bueno, vale, quizás tú no lo veas claro, pero hay quien ya está tomando conciencia sobre si realmente le apetece que sus familiares vean sus conversaciones, mails o usen sus notas de audio para que una inteligencia artificial recree su voz en el futuro, como os contábamos anteriormente en el documental de Andy Warhol.

En definitiva, a más posibilidades nos ofrece la tecnología más preguntas surgirán sobre el uso ético de las mismas. Pues no solo puede salir perjudicada la imagen de la persona que ya no está, también se puede dañar a quienes aún están aquí.

Joven disfrazado de fantasma