Instacart anunció esta semana sus planes de construir micro almacenes de entrega en asociación con supermercados minoristas, fortaleciendo así su modelo de negocio de venta al por menor exclusivamente a domicilio.

A medida que la competencia por la velocidad del servicio se intensifica entre las plataformas de reparto, el modelo de "supermercado fantasma" podría convertirse pronto en la norma.

A finales de 2021, Whole Foods anunció que planeaba ampliar su modelo de tiendas sólo online. Este año Uber hizo pública su asociación con GoPuff, una start-up que ya está afianzada en el espacio de las tiendas fantasma con microcentros de distribución en más de 1000 ciudades de Estados Unidos y Reino Unido.

Aquí en España la cosa no es distinta. Mercadona, que opera 1.621 tiendas en España, ya sabe que los próximos 10 años tendrá que revisar su modelo de tienda para adaptarse al ‘retail’ del futuro.

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Como dato de interés, destacamos que el gigante valenciano ya ha vendido más de 57 supermercados bajo la fórmula 'sale-leaseback' (fórmula inmobiliaria por la que el propietario de un activo vende dicha propiedad, pero sin dejar de hacer uso de la misma, ya que, junto con la venta, se formaliza un contrato de alquiler) a distintos fondos inmobiliarios. ¿No os recuerda todo esto a la venta de oficinas bancarias después del crash financiero de 2007?

Gane quien gane, el modelo de tiendas más pequeñas ha llegado para quedarse. Los supermercados pronto tendrán que dar prioridad a las ubicaciones fantasma para mantener la demanda de reparto, evitar gastos adicionales y seguir siendo relevantes.

Si nos fijamos en la actividad de Merlin, el gestor multiactivos inmobiliario más grande de España, el retail que viene es tan digital que vale más la pena invertir en centros de datos que en el alquiler de sucursales bancarias o supermercados, dos de los negocios más seguros para los fondos inmobiliarios durante el último siglo.

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