En agosto de 2020, el presidente Donald Trump lanzó una orden ejecutiva bomba que prohibía TikTok en Estados Unidos. Desde entonces, mientras TikTok crecía entre los usuarios adolescentes y Facebook y otros sufrían, la capacidad de TikTok de sobrevivir en Estados Unidos ha permanecido bajo la incertidumbre.
Esa incertidumbre pareció disiparse la semana pasada tras conocerse que TikTok iba a cerrar un acuerdo de almacenamiento de datos con Oracle. La principal preocupación de los políticos estadounidenses respecto a TikTok es que, al ser propiedad de la empresa china Byte Dance, el gobierno chino podría acceder a cualquier dato estadounidense que tenga la compañía. La otra gran preocupación ha sido el riesgo de seguridad. Este acuerdo solucionaría ambas cosas.
Hay que apuntar que, si el gobierno estadounidense consigue obligar a TikTok a almacenar sus datos localmente, será más probable que otros gobiernos impongan requisitos comparables a las empresas estadounidenses que operan dentro de sus fronteras. Lo que en principio es atractivo para los críticos de TikTok en Estados Unidos, podría no parecerlo tanto si gobiernos extranjeros lo aplican a Apple, Meta o Snap. De hecho, el sector tecnológico ya ha argumentado que este enfoque dificulta la competencia de las pequeñas empresas.
En nuestra opinión, a falta de pruebas de riesgos reales, los reguladores deberían permitir a las empresas competir sin interferencias gubernamentales y en igualdad de condiciones. La guerra de Ucrania y los movimientos del gobierno ruso nos recuerdan que dar a los gobiernos excusas para intervenir políticamente en el sector tecnológico no es una buena idea.
En conclusión: a corto plazo el acuerdo parece bueno para los usuarios estadounidenses, pero a largo plazo, el pronóstico es más sombrío. El acuerdo puede sentar precedentes que probablemente perjudique a las empresas tecnológicas y a sus usuarios.