Seguimos con la colaboración con nuestro compañero Diego Soroa. Esta semana arrancamos con una experiencia de 2019 que hoy da mucho para pensar.

"Me lo dieron en 2019 por dar clases en el Instituto de Empresa, creo que era mi segundo año, ahora llevo 4 años como profe allí. Es un reconocimiento que me dieron a mí y a todas las personas que participaron en el máster.

Este token nos identifica como miembros de esa pequeña comunidad. Es simbólico, pero también sirvió para el acceso a una fiesta. Si lo tenías podías pasar como VIP. En cambio, si enseñabas el token en la barra, te daban una copas gratis, acceso preferente al guardarropa, zona exclusiva, etc.

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Igual que un NFT, el token casi no tiene valor en sí mismo, sin embargo, representa algo mucho más importante: la pertenencia a una comunidad.

Lo malo de los token físicos es que los podemos perder. Ahora imagina que es digital y que lo puedes mandar por todo el mundo a velocidad de internet. ¿Un poco más valioso?

Pues ahora imagina que además puedes obtener un royalty de un 10%, cada vez que ese token sea transferido. ¿Más valioso?"

Si te interesan estos temas, Diego quiere charlar contigo. Puedes cerrar un speed meeting desde este enlace.